Publicada: 04-12-2014
Quema de Gamonitas[/caption]
Así, aquellas hogueras que llenaban las calles de la ciudad, se unieron a la festividad religiosa del día de la “Pureza”, ya que se purificaba el aire ante la enfermedad, que según los médicos de la época, creían se transmitían por el aire.
Hoy en día, no se queman plantas aromáticas, sino la planta denominada gamon común (Asphodelus ramosus), siendo las gamonitas las “antorchas” o manojos que se hacen con las ramas de estas plantas. Éstas, se recogen en los vallados de los caminos o bosques de la zona, se amontonan y secan, para confeccionar con ellos los haces que se queman en la víspera del 8 de diciembre.
Las calles y plazuelas "arden literalmente" llegándose a contar por cientos las fogatas o candelas de gamonitas que los Bollulleros encienden en honor de su Patrona y como ritual de aquel milagro de 1855. Las calles son puras hogueras y desde los balcones y azoteas se puede contemplar un paisaje curioso, al mostrarse desde cualquier atalaya bollullera, una enorme e iluminada humareda por el reflejo de las luces de la ciudad, y candelas por todas las calles y rincones.
Es interesante visitar Bollullos en esta noche mágica, en la que se mezclan las voces de la chiquillería con el crepitar de las candelas y las viejas tonadas de los campanilleros Bollulleros que tienen una tradición de más 300 años.
Para este año, la Concejalía de Cultura del municipio organiza un concurso de belenes de entre todos los participantes inscritos al mismo, con el fin de premiar la elaboración, decoro y artesanía de aquellas manos ciudadanas, autoras y esfinges de magistrales escalas bollulleras, que simbolizan Belén con motivo del nacimiento del Mesías.
Asimismo, la Concejalía editará un díptico donde quedará figurado el itinerario que vincula el conjunto de belenes participantes en el concurso, posibilitando que los ciudadanos que lo deseen, se tornen testigos de tales obras y acudan a verlas, transformándose los hogares, cuyos belenes se exponen, en auténticos museos navideños en estas fechas, y coloreando acuarelas invernales de corcho y serrín, a imagen y semejanza de los dictámenes religiosos marcados por una fiesta, que eleva nuestra ciudad a instancias celestiales.